Una necesidad es algo indispensable en tu vida. Sin embargo, tener un celular de una marca exclusiva es deseo.
Tu salud financiera no depende de cuánto ganas sino de cómo gastas y administras tu dinero.
Es clave que tengas claro cuánto y en qué gastas, cuáles son tus gastos fijos y cuáles son variables.
Descubre por qué es importante ahorrar de forma correcta para lograr los sueños y alcanzar las metas.
Para tener un ahorro exitoso debes tener en cuenta lo siguiente:
Tener una meta clara. ¿Para qué vas a ahorrar? Así evitarás gastarlo en otra cosa.
¿Cuánto dinero necesitas? Determina cuánto quieres ahorrar para cumplir tu meta y gasta solo lo que te queda disponible después de ahorrar.
Ingresos - Ahorro = Dinero disponible para gastar.
¿En cuánto tiempo? Define cuánto ahorrar mensualmente dividiendo el monto total en el tiempo en que deseas cumplirlo.
Aprovecha primas, beneficios e ingresos extras en el año.
Reduce tus gastos es la manera más rápida de ahorrar y depende 100% de tí.
Para empezar a ahorrar, paga primero tus deudas de corto plazo.
Si aún no tienes un plan de ahorro, puedes comenzar por hacerlo. La clave está en lograr que tus ingresos cubran todos tus gastos básicos y dependiendo de tus circunstancias y estilo de vida, definas un porcentaje para destinarlo al ahorro.
Manejar bien tus finanzas implica estar preparado para cualquier emergencia. Te recomendamos tener un colchón financiero (ahorros) garantizando tu tranquilidad, si llegaras a perder tu fuente de ingresos.
Recuerda, si no te alcanza para ahorrar, la clave está en reducir tus gastos secundarios.
Los ahorros se poden usar para dos cosas: para gastar o para invertir. Con nuestros ahorros podemos adquirir bienes o servicios que reducen el dinero de nuestros bolsillos, a estos los llamamos pasivos o gastos, como por ejemplo un celular con plan de datos, un viaje, una moto, entre otros. Al ahorrar para comprar estos bienes, evitas endeudarte total o parcialmente.
Adicional, una muy buena forma de usar los ahorros es invirtiendo. Esto garantiza que puedas adquirir bienes o servicios que sumen dinero a tu bolsillo. Por ejemplo, un negocio, un fondo de inversión, una propiedad que se valoriza, entre otros. Siempre que ahorremos deberíamos destinar una pequeña parte al gasto y la mayor parte a invertir.